¿Qué es la meditación? Hacia el Centro de tu ser -Osho-
La meditación es LÚDICA
La meditación no es algo propio de la mente, sino algo que está más allá de ella. Y el primer paso es asumir una actitud lúdica frente a la meditación. Si tomas la meditación como algo divertido, la mente no podrá destruir tu meditación. Si no lo haces, la transformará en otro viaje del yo y te tornará muy serio. Comenzarás a pensar: "Soy un gran meditador. Soy más sagrado que el resto de la gente, mientras que todo el mundo es terrenal, soy religioso, soy virtuoso." Es esto lo que les ha sucedido a miles de así llamados santos, moralistas, puritanos: solamente están jugando juegos del yo, sutiles juegos del yo.
Por eso quiero cortar esto de raíz desde el principio. Enfrenta la meditación con una actitud lúdica. Es una canción para ser cantada, una danza para ser danzada. Tómala como diversión y te sorprenderás: si puedes asumir en forma lúdica la meditación, ésta se desarrollará a pasos agigantados.
Pero tú no estás anhelando logro alguno. Simplemente, estás disfrutando de sentarte en silencio, gozando el mero acto de sentarte en silencio. No se trata de que estés a la espera de algún poder de yogui, siddhis,* milagros. Todo eso no tiene sentido: es la misma tontería de antes, el mismo viejo truco, pero con nuevas palabras, en un nuevo plano... La vida como tal debe ser entendida como un chiste del cosmos. Entonces, de repente, te relajarás porque no hay nada por lo que tensionarse. Y, en esa misma relajación, algo empieza a cambiar en ti: hay un cambio radical, una transformación. Y las pequeñas cosas de la vida comienzan a cobrar un nuevo sentido, una nueva significación. Entonces, nada es pequeño, todo empieza a tomar un nuevo sabor, una nueva atmósfera. Uno empieza a sentir una especie de santidad por todas partes. Uno no se transforma en cristiano, no se transforma en hindú, no se transforma en mahometano. Uno simplemente se vuelve un amante de la vida. Uno aprende una sola cosa: cómo gozar de la vida.
Pero gozar de la vida es el camino hacia Dios. ¡Danza tu camino hacia Dios, ríe tu camino hacia Dios, canta tu camino hacia Dios! ( 1 )
La meditación es CREATIVA
Hasta ahora, has vivido de determinada manera. ¿No te gustaría vivir de otro modo? Hasta ahora, has pensado
en cierta forma. ¿No te gustaría alguna nueva vislumbre en tu ser? Entonces, manténte alerta y no escuches a la mente. La mente representa al pasado que permanentemente intenta controlar tu presente y tu futuro. Es el pasado muerto que sigue controlando el presente vivo. Simplemente, toma conciencia de esto.
¿Pero cuál es la manera? ¿Cómo continúa haciéndolo la mente? La mente lo hace con su método. Dice: "Si no me prestas atención, no serás tan eficiente como yo. Si repites lo antiguo, puedes lograr mayor eficiencia, porque ya lo has hecho antes. Si emprendes algo nuevo, no puedes ser tan eficiente." La mente sigue hablando como un economista, como un experto en eficiencia. Sigue diciendo: "Esto es más fácil de hacer. ¿Por qué hacerlo de la forma dificultosa? Ésta es la vía que ofrece menor resistencia."
Recuerda: siempre que tengas dos opciones, dos alternativas, elige la nueva. Opta por la más difícil, aquella en la cual sea necesario un mayor conocimiento. A costa de la eficiencia, elige siempre el conocimiento, y generarás una situación en la cual se haga posible la meditación. Son solamente situaciones. La meditación tendrá lugar. No estoy afirmando que sólo creando estas situaciones se consiga la meditación, pero ellas son útiles.
Generarán en ti la situación necesaria, sin la cual no podría haber meditación. Sé menos eficiente pero más creativo. Deja que éste sea el motor. No te preocupes demasiado por los fines utilitarios. Más bien, recuerda siempre que no estás aquí, en la vida, para transformarte en una mercancía. No estás aquí para convertirte en una utilidad con escasa dignidad. No estás aquí nada más que para volverte más y más eficiente. Estás aquí para tornarte más y más vivo. Estás aquí para hacerte más y más inteligente. Estás aquí para volverte más y más feliz, exaltadamente feliz. Pero esto está totalmente alejado de los caminos de la mente. ( 2 )
La meditación es CONCIENCIA
Cualquier cosa que hagas, hazla con profunda conciencia. Entonces, inclusive las cosas pequeñas se transforman en sagradas. Entonces, cocinar o limpiar se transforma en cosas sagradas; se hace culto de ellas. No se trata de qué es lo que haces, sino de cómo lo haces. Puedes limpiar el piso como un robot, un artefacto mecánico; tienes que limpiarlo, así que lo haces. Entonces, te pierdes algo hermoso. Así, malgastas esos momentos nada más que en limpiar el piso. Limpiar el piso podía haber sido una experiencia grandiosa. Te la perdiste. El suelo está limpio, pero algo que podía haber pasado en tu interior no ha pasado. Si hubieras tenido conciencia, tú también (y no sólo el piso) habrías sentido el efecto de una profunda purificación. Limpia el piso con plena conciencia, con el brillo del conocimiento. Trabaja, siéntate o camina, pero con un hilo conductor: ilumina más y más momentos de tu vida con la conciencia. Deja que la vela del conocimiento se encienda en cada momento, en cada acto. El efecto acumulativo de todos los momentos juntos los transforma en una gran fuente de luz. ( 3 )
La meditación es tu NATURALEZA
¿Qué es la meditación? ¿Es una técnica que se puede practicar? ¿Es un esfuerzo que tienes que hacer? ¿Es algo que la mente puede lograr? No. Todo lo que la mente es capaz de hacer no puede ser meditación. Se trata de algo que está más allá de la mente, y en ese terreno la mente resulta absolutamente inútil. La mente no puede acceder a la meditación. Donde termina la mente, comienza la meditación. Es necesario recordar esto, porque en nuestras vidas, hagamos lo que hagamos, lo hacemos a través de la mente; sea lo que sea lo que logramos, lo logramos a través de la mente. Y entonces, cuando nos volvemos hacia adentro, nuevamente empezamos a pensar en términos de técnicas, métodos, acciones, porque toda la experiencia de vida nos muestra que la mente puede lograrlo todo. Sí, a excepción de la meditación, la mente puede lograrlo todo. Todo lo ejecuta la mente, salvo la meditación. Porque la meditación no es un logro; es un estado previo: es tu naturaleza. No es necesario adquirirla; sólo es preciso reconocerla, sólo hay que recordarla. Está allí esperándote: basta con darte vuelta y está a tu disposición. Te ha estado acompañando desde siempre.
La meditación es tu naturaleza intrínseca: eres tú, es tu ser, no tiene nada que ver con tus acciones. No puedes tenerla y no puedes no tenerla. No puede ser poseída, pues no es una cosa. Eres tú mismo. Es tu ser. ( 4 )
La meditación es INACCIÓN
Cuando la gente viene y me pregunta "¿Cómo hago para meditar?", yo le respondo: "No es necesario preguntar cómo se medita. Pregunta cómo hacer para permanecer libre de ocupaciones. La meditación se produce espontáneamente. Sólo pregunta cómo tener tiempo libre de ocupaciones: eso es todo. En esto consiste todo el truco de la meditación: en cómo permanecer libre de ocupaciones. Entonces, no puedes hacer nada: la meditación habrá de florecer."
Cuando no estás haciendo nada, la energía se desplaza hacia el centro, se instala en el centro. Cuando estás haciendo algo, la energía se dirige hacia afuera. Actuar es una forma de salirse de uno mismo. No actuar es una forma de entrar en uno. Las ocupaciones son un medio de escape. Puedes leer la Biblia, puedes transformarlo en una ocupación. No hay diferencia alguna entre una ocupación religiosa y una secular: todas son ocupaciones y te ayudan a quedarte en la parte exterior de tu ser. Son excusas para quedarse del lado de afuera.
El hombre es ignorante y ciego, y quiere seguir siéndolo, porque le parece que volverse hacia el interior es como entrar en un caos. Y así es. En tu interior, has generado un caos. Tienes que salir a su encuentro y superarlo. Se requiere coraje: coraje para ser uno mismo, y coraje para meterse dentro de uno mismo. No conozco coraje más grande que ese coraje de ser meditativo.
Pero la gente que se queda en la parte exterior, ya sea con cosas terrenales o no terrenales, pero igualmente con ocupaciones, piensa... y ha dado origen a un rumor a su alrededor: tienen sus propios filósofos, que dicen que, si eres un introvertido, de alguna manera estás enfermo, algo no anda bien contigo. Y constituyen la mayoría. Si meditas, si te sientas en silencio, se burlarán de ti:
"¿Qué estás haciendo? ¿Mirándote fijamente el ombligo? ¿Abriendo el tercer ojo? ¿Adónde vas? ¿Estás enfermo?... Porque, ¿qué hay para hacer en el interior? No hay nada."
Para la mayoría de la gente, el interior no existe; sólo consideran que existe el afuera. Y en realidad es exactamente al revés: sólo el adentro es real; el afuera no es más que un sueño. Pueden llamar enfermos a los introvertidos, pueden llamar enfermos a los meditadores. En Occidente, piensan que el Oriente está algo perturbado: ¿cuál es la finalidad de sentarse solo y dirigir la mirada hacia adentro? ¿Qué va uno a encontrar allí? No hay nada.
David Hume, uno de los grandes filósofos británicos, lo intentó una vez... porque estaba estudiando los Upanishads * y éstos repetían: "Entra, entra, entra." Éste era su único mensaje. Así que lo intentó. Un día cerró los ojos (un hombre totalmente profano, muy lógico, empírico, pero en absoluto meditativo), cerró sus ojos y exclamó:
"¡Es tan aburrido! Es aburrido mirar hacia el interior de uno mismo. Los pensamientos se movilizan, a veces algunas emociones también, pero siguen disparándose en la mente, y tú continúas observándolas. ¿Con qué objetivo? Es inútil. No tiene sentido."
Y así lo entiende mucha gente. La perspectiva de Hume es la de la mayor parte de la gente. ¿Qué estás haciendo para llegar al interior de ti mismo? Hay oscuridad, pensamientos flotando aquí y allá. ¿Qué harás? ¿Qué saldrá de esto? Si Hume hubiera esperado un poco más (lo cual es difícil para personas como él), si hubiera sido un poco más paciente, a medida que los pensamientos desaparecen, las emociones se serenan. Pero, si esto le hubiera ocurrido a Hume, habría dicho:
"Esto es aun peor, porque viene el vacío. Al menos, antes había pensamientos, algo de que ocuparse, para observar, algo en que pensar. Ahora, han desaparecido hasta los pensamientos; queda sólo el vacío... ¿Qué hacer con el vacío? Es absolutamente inútil."
Pero, si hubiera esperado un poco más, entonces también hubiera desaparecido la oscuridad. Es como cuan do dejas un lugar iluminado por el cálido sol y entras a la casa: todo se ve oscuro porque tus ojos necesitan ponerse un poco a tono. Están adaptados al cálido sol de afuera; en comparación, tu casa parece oscura. No puedes ver; te sientes como si fuera de noche. Pero esperas, te sientas, descansas en una silla y, tras unos segundos, tus ojos se adaptan. Ahora, ya no está oscuro, un poco más de luz... Descansas una hora y todo es luminoso, no hay oscuridad para nada.
Si Hume hubiera esperado un poco más, la oscuridad también se hubiera desvanecido. Como has pasado en el cálido sol de afuera muchas vidas, tus ojos se han acomodado a él, han perdido la flexibilidad. Necesitan un ajuste. Cuando uno entra a la casa, le lleva un ratito, algo de tiempo y de paciencia. No te apresures.
Nadie puede llegar a conocerse a sí mismo con apuro. Es una espera muy, muy profunda. Se necesita una paciencia infinita. Lentamente, la oscuridad desaparece. Surge una luz que no proviene de fuente alguna. No tiene llama, no hay una lámpara encendida, tampoco está el sol allí. Una luz, tal como aparece a la mañana, cuando la noche ha desaparecido y el sol aún no ha salido... O como a la tarde, en el crepúsculo, cuando el sol se ha puesto y todavía no ha caído la noche. Ésta es la razón por la cual los hindúes denominan a su oración sandhya. Sandhya significa crepúsculo, luz que carece de fuente.
Cuando te dirijas hacia el interior, llegarás a la luz que carece de fuente. En esa luz, por primera vez, comienzas a comprenderte a ti mismo y a entender quién eres, porque tú eres esa luz. Tú eres ese crepúsculo. Tú eres esa sandhya, esa pura claridad, esa percepción, donde el observador y lo observado desaparecen, permaneciendo sólo la luz. ( 5 )
La meditación es ser TESTIGO
La meditación comienza por separarse de la mente, por ser un testigo. Ésta es la única manera de separarse
de algo. Si estás mirando hacia la luz, naturalmente, una cosa es segura: tú no eres la luz; eres quien está mirando la luz. Si estás observando las flores, una cosa es segura: tú no eres la flor; eres el observador.
La contemplación es la clave de la meditación. Contempla tu mente. No hagas nada: ni repetir un mantra, ni repetir el nombre de Dios. Sólo observa lo que la mente hace. No la perturbes, no la obstaculices, no la reprimas; no emprendas nada por tu parte. Limítate a ser un observador. Y el milagro de la contemplación es la meditación. A medida que observes, lenta, lentamente, la mente se vaciará de pensamientos. Pero no te estás quedando dormido; estás cada vez más alerta, más consciente.
Cuando la mente se vacía por completo, toda tu energía se transforma en una llama de despertar. Esta llama es el resultado de la meditación. Así que puedes decir que la meditación es otro nombre de la contemplación, del ser testigo, de la observación, sin emitir juicio ni evaluación alguna. Sólo por medio de la contemplación, saldrás de inmediato de la mente...
Todo lo que el yogui Maharishi Mahesh y otros como él hacen está bien, pero llaman meditación a algo que no lo es. Allí es donde están guiando a la gente por un camino errado. Si hubieran seguido siendo sinceros y auténticos, y le hubieran dicho a la gente que esto traería salud mental, salud física, una vida más relajada, una existencia más pacífica, hubiera sido correcto. Pero, una vez que comenzaron a llamarla "meditación trascendental", le habían atribuido a algo muy trivial una grandiosa significación que no le corresponde. La gente ha participado de la meditación trascendental durante años y, en Oriente, durante miles de años. Pero esto no se ha transformado, para la gente, en un mayor autoconocimiento, y no los ha convertido en Buda Gautama.
Si deseas entender exactamente qué es la meditación, el Buda Gautama es el primer hombre que arribó a una definición correcta y precisa: es ser testigo. ( 6 )
La meditación es un SALTO
Nunca puedes ir más allá de la mente si sigues utilizándola. Tienes que dar un salto, y la meditación implica ese salto. Ésta es la razón por la cual la meditación es ilógica, irracional. Y no se la puede tornar lógica; no se la puede reducir a la razón. Tienes que experimentarla. Únicamente si pasas por esta experiencia, adquieres conocimiento. Así que intenta esto: no pienses en ella; intenta, trata de ser testigo de tus propios pensamientos. Siéntate, relajado, cierra los ojos, deja fluir tus ideas como fluyen las imágenes en una pantalla. Obsérvalas, míralas, hazlas tus objetos. Surge un pensamiento: contémplalo profundamente. No pienses en él; sólo obsérvalo. Si empiezas a pensar en él, no serás testigo: habrás caído en la trampa.
Hay afuera una bocina. Surge una idea: "está pasando un auto"; o ladra un perro, o algo sucede. No pienses en ello; sólo contempla la idea. El pensamiento ha surgido, ha tomado forma. Aunque sea por un solo instante, si eres capaz de observar el proceso de pensamiento sin pensar en él, habrás aprendido a ser testigo y habrás ganado algo al serlo. Es un gusto, un gusto diferente del pensar (totalmente diferente). Pero es necesario experimentar con él. La religión y la ciencia son polos opuestos, pero en algo se parecen y ponen el acento en lo mismo: la ciencia depende de la experimentación, al igual que la religión. Sólo la filosofía es no experimental. La filosofía sólo depende del pensar. Tanto la religión como la ciencia dependen de la experiencia: en el caso de la ciencia, con objetos; en el caso de la religión, con tu subjetividad. La ciencia depende de la experimentación con cosas, no contigo; y la religión depende de la experimentación directa contigo.
Es difícil, porque en la ciencia el experimentador está allí, el experimento está allí y el objeto que va a ser experimentado también. Hay tres cosas: el objeto, el sujeto y el experimento. En la religión, tú eres estas tres cosas al mismo tiempo. Debes experimentar contigo mismo. Tú eres el sujeto, el objeto y el laboratorio. No sigas pensando. Comienza por algún lado, empieza a experimentar. Entonces, tendrás una sensación directa de lo que es pensar y lo que es ser testigo. Y así llegarás a saber que no puedes hacer las dos cosas en forma simultánea, así como no puedes correr y estar sentado al mismo tiempo. Si corres, no puedes estar sentado, entonces no te sientas. Y si estás sentado, no puedes correr. Pero sentarse no es la función de las piernas. Correr es la función de las piernas; no sentarse. En realidad, sentarse es la no función de las piernas. Cuando las piernas están funcionando, no estás sentado. Sentarse es la no función de las piernas; correr es su función.
Lo mismo ocurre con la mente: pensar es una función de la mente; ser testigo implica una no función de la mente. Cuando la mente no está funcionando, puedes ser testigo, y entonces tienes la conciencia. ( 7 )
La meditación es CIENTÍFICA
La meditación es un método puro y científico. En ciencia, se llama observación, observación de los objetos. Cuando miras hacia tu interior, es la misma observación, sólo que haciendo un giro de ciento ochenta grados y dirigiendo la mirada hacia adentro. Ésta es la razón por la cual la llamamos meditación. No es necesario Dios alguno, así como no es necesaria Biblia alguna. No es necesario, como prerrequisito, tener un sistema de creencias.
Un ateo puede meditar, así como puede hacerlo cualquier persona, porque la meditación no es sino un método de volverse hacia el interior. ( 8 )
La meditación es un EXPERIMENTO
¿No crees en Dios? Eso no es un impedimento para la meditación. ¿No crees en el alma? Eso no es un impedimento en la meditación. ¿No crees en nada? Eso no es un obstáculo. Puedes meditar, pues la meditación simplemente indica cómo acceder al interior de uno mismo: si hay o no un alma no tiene importancia, así como no la tiene si existe o no un Dios.
Una cosa es segura: que tú existes. Si seguirás existiendo después de la muerte o no, no interesa. Sólo importa una cosa: en este preciso momento, tú existes. ¿Quién eres? Para acceder a ello, está la meditación: para penetrar más hondo en tu propio ser. Tal vez sea sólo algo momentáneo; tal vez no seas eterno; tal vez la muerte ponga fin a todo. No imponemos condición alguna en que estés obligado a creer. Sólo decimos que tienes que probar. Simplemente inténtalo. Un día sucede: los pensamientos no están allí. Y de repente, cuando las ideas desaparecen, tú quedas separado de tu cuerpo, pues los pensamientos constituyen el puente entre ambos. A través de ellos, estás unido al cuerpo. Constituyen el nexo. En forma repentina, el nexo desaparece: tú estás allí, el cuerpo también está allí, y hay un infinito abismo entre ambos. Entonces, sabes que el cuerpo ha de morir, en tanto que tú no puedes morir.
Entonces, no se trata de algo como un dogma; no es un credo, es una experiencia que se comprueba por sí misma. Ese día, la muerte desaparece.
Ese día, la duda desaparece, porque ya no necesitas estar permanentemente defendiéndote. Nadie puede destruirte: eres indestructible. Entonces, la confianza surge, se desborda. Y tener confianza es estar en éxtasis; tener confianza es estar en Dios; tener confianza es estar satisfecho.
Así que yo no hablo de cultivar la confianza, sino de experimentar la meditación.
La meditación es SILENCIO
La mente implica palabras; el yo, silencio. La mente no es sino la sumatoria de todas las palabras que has acumulado. El silencio es algo que siempre ha estado contigo, no es una acumulación. Éste es el significado del yo: es tu cualidad intrínseca. Sobre el fondo del silencio, continúas acumulando palabras, y la sumatoria de todas las palabras es lo que se conoce como mente. El silencio es meditación. Es una cuestión de cambiar la percepción de la forma, de desviar la atención de las palabras hacia el silencio, que siempre ha estado allí. ( 10 )
La meditación es el PASO
La meditación es un estado natural, que hemos perdido. Es un paraíso perdido, pero el paraíso puede ser recuperado. Mira a los niños a los ojos... Míralos y verás un gran silencio, una inocencia. Cada niño viene con un estado meditativo, pero debe ser iniciado en los caminos de la sociedad: hay que enseñarle a pensar, a calcular, a razonar, a discutir; hay que enseñarle las palabras, el lenguaje, los conceptos. Y lenta, lentamente, pierde contacto con su propia inocencia. Se contamina, es corrompido por la sociedad. Se transforma en una maquinaria eficiente; deja de ser un hombre.
Todo lo que se necesita es recuperar ese espacio una vez más. Alguna vez lo conociste, así que, cuando te acercas a la meditación por primera vez, te sorprendes, pues un gran sentimiento surgirá en ti como si lo hubieras experimentado previamente. Y esa sensación es real: lo has vivido antes, pero lo has olvidado. El diamante se ha perdido en medio de un montón de basura. Pero, si eres capaz de descubrirlo, hallarás nuevamente el diamante: te pertenece.
No puede perderse verdaderamente: sólo se puede olvidar. Nacemos como meditadores y después aprendemos los caminos de la mente. Pero nuestra naturaleza real permanece escondida en algún lugar, en las profundidades, como una corriente submarina. Cualquier día, una pequeña excavación, y encontrarás la fuente de la que aún fluye agua fresca. Y encontrarla es uno de los más grandes placeres de la vida. ( 11 )
La meditación es REMINISCENCIA
Dondequiera que estés, recuerda que tú existes. Esta conciencia de tu existencia debe tornarse una continuidad. No tu nombre, tu casta, tu nacionalidad. Ésas son cosas fútiles, absolutamente vanas. Sólo recuerda: "Yo soy." No hay que olvidar esto. Esto es lo que los hindúes denominan reminiscencia del yo, lo que Buda llamaba autocontemplación, lo que Gurdjieff solía denominar recuerdo del yo, y lo que Krishnamurti llama conciencia.
Ésta es la parte más sustancial de la meditación: recordar que "yo soy". Mientras camines, estés sentado, co miendo o hablando, recuerda el "yo soy". Nunca lo olvides. Será muy dificultoso y arduo. Al comienzo, los olvidos serán permanentes; sólo habrá momentos sueltos en los cuales te sentirás iluminado, que luego se perderán. Pero no te sientas mal: aun estos momentos sueltos son mucho. Siempre que puedas volver a recordar, retoma el hilo. Cuando olvides, no te preocupes. Recuerda nuevamente, vuelve a retomar el hilo, y poco a poco las brechas se irán reduciendo, los intervalos comenzarán a perderse, y surgirá una continuidad. Y cuando tu conciencia adquiere continuidad, no necesitas usar la mente. Entonces, no hay planificación; es tu conciencia y no tu mente la que dirige tus actos. Entonces, no hay necesidad de defensa alguna, no hay necesidad de dar explicación alguna. En consecuencia, eres lo que eres: no hay nada que esconder. Aquello que eres, lo eres. No puedes hacer otra cosa. Únicamente puedes hallarte en un estado continuo de reminiscencia. A través de esta reminiscencia, de esta autocontemplación, llega la auténtica religión, la auténtica moralidad. ( 12 )
La meditación es LIBERTAD
Si la vida fluye hermosa, naturalmente, si no hay maestros negativos para la vida, si no hay ni políticos ni sacerdotes que te distraigan, entonces, cerca de los cuarenta y dos años, exactamente al llegar la madurez sexual, madura la meditación. Alrededor de los cuarenta y dos años, uno comienza a sentirse volcado hacia adentro. Cerca de los catorce años, uno empieza a volcarse hacia los demás, se torna extravertido. El amor implica extraversión; la relación es pensar en el otro. La meditación es introversión, y significa pensar en el propio ser, en el centro de uno mismo.
Entre los catorce y los cuarenta y dos años, se produce un cambio. Poco a poco, uno vive la vida, conoce lo que es el amor, sabe de su satisfacción y de su frustración, de su alegría y de su tristeza, de su belleza y de su espanto, sabe que hay momentos de intenso éxtasis y, después, grandes valles de oscuridad. Entonces, uno empieza poco a poco a volcarse hacia el propio ser, dado que depender del otro nunca puede producir verdadero éxtasis. Si tu placer depende del otro, ese placer nunca puede tener en sí mismo la cualidad de la libertad. Y un placer que no tiene la cualidad de la libertad no es un gran placer. Si eres dependiente respecto del otro, entonces hay allí una limitación. El placer al que se accede a través del amor es momentáneo: sólo puedes encontrarte con el otro en algunos momentos; luego, te separas y te sientes solo. Entretanto, te sientes solo. Sólo por un momento te unes con el otro. Entonces, uno empieza a pensar: "¿Hay alguna manera de hacerse uno con la existencia y no sentirse solo nunca más?"
En esto consiste la meditación. El amor es unirse a la existencia a través de otra persona sólo durante algunos momentos. La meditación es unirse a la existencia eternamente.
Yoga quiere decir "unir". Esto debe suceder en algún profundo lugar del corazón. Y entonces hay placer y hay libertad. Y entonces hay dicha, pero no seguida de un valle de oscuridad. Entonces, la felicidad es eterna y la celebración es eterna. ( 13 )
La meditación es SENSIBILIDAD
Es la luz de la conciencia la que torna preciosas, extraordinarias las cosas. Entonces, las cosas pequeñas dejan de ser pequeñas. Cuando un hombre consciente, sensible y afectuoso toca un guijarro de la orilla, éste se transforma en un diamante. Y si tocas un diamante en tu estado de inconciencia, no es más que un guijarro ordinario (ni siquiera eso). La profundidad y el sentido de tu vida serán proporcionales a tu nivel de conciencia.
Ahora, la gente se pregunta por todo el mundo: "¿Cuál es el sentido de la vida?" Evidentemente, el sentido está perdido, porque has perdido la forma de descubrir el sentido, y esta forma es la conciencia. ( 14 )
La meditación es CRECER
Envejecer no es algo valioso: todo animal pasa por eso, sin necesidad de usar la inteligencia. El crecimiento es una experiencia totalmente diferente. El envejecimiento es horizontal. El crecimiento es vertical: te lleva a las alturas, y te conduce a las profundidades. Y habrá de sorprenderte saber que el tiempo es horizontal, lo cual suena bastante extraño. Pasa un momento, luego viene otro momento, otro y otro más... sucediéndose en una línea, en una línea horizontal. El tiempo es horizontal, tal como lo es la mente. A una idea le sigue otra, y a ésta, otra, y otra, pero en una línea, una hilera, una procesión o un embotellamiento, pero siempre en forma horizontal.
La meditación es vertical: va más allá de la mente y más allá del tiempo. Y, tal vez, finalmente llegues a la conclusión de que el tiempo y la mente son equivalentes, son dos nombres del mismo fenómeno: la sucesión de ideas, de momentos. La meditación significa detener tanto el tiempo como la mente, y empezar de repente a elevarse a la eternidad. La eternidad no forma parte del tiempo, y tampoco es un pensamiento; es una experiencia. ( 15 )
La meditación es NO ESCAPISTA
El hombre que vive en el futuro vive una vida falsificada. No vive verdaderamente; sólo aparenta vivir. Espera vivir, lo desea, pero nunca lo hace. Y el mañana nunca llega; siempre es hoy. Lo que viene es siempre aquí y ahora, y el hombre no sabe vivir el "aquí y ahora": sólo sabe escaparle. La forma de escapar al "aquí y ahora" se llama deseo, tanha (que es la palabra del Buda que hace referencia a una huida del presente, a un escape de lo real hacia lo irreal).
El hombre que desea es un escapista.
Ahora, y esto es muy extraño, se piensa que los meditadores son escapistas. Esto es un completo contrasentido. Los meditadores son los únicos no escapistas: todos los demás sí lo son. La meditación implica dejar de lado el deseo, abandonar los pensamientos, deshacerse de la mente. La meditación significa relajarse en el momento, en el presente. La meditación es lo único en el mundo que no es escapista, a pesar de que se crea que es lo más escapista que hay. Quienes condenan la meditación a menudo lo hacen utilizando el argumento de que implica un escape, escapar de la vida. Sólo dicen cosas sin sentido; no comprenden lo que dicen.
La meditación no implica escapar de la vida. Es escapar hacia la vida. La mente lleva a escapar de la vida; el deseo es escapar de la vida. ( 16 )
La meditación es un DON
Estar en silencio es el arte más simple del mundo. No es una acción, sino una no acción. ¿Cómo puede resultar dificultoso?
¡Te estoy mostrando el camino de la iluminación a través de la pereza! No hay que hacer nada para alcanzar la, pues está en tu naturaleza. Ya la tienes; sólo que estás tan ocupado con otras actividades que no puedes percibir tu propia naturaleza.
En las profundidades de tu interior es como afuera: la belleza, el silencio, el éxtasis, la dicha. Pero, por favor, a veces ten clemencia contigo: siéntate y no emprendas actividad alguna, ni física ni mental. Relájate, mas no al modo norteamericano... Puesto que he visto tantos libros norteamericanos titulados Cómo relajarse, en los que el título mismo indica que el autor no sabe nada acerca de la relajación: no hay "cómo".
Sí, está bien: Cómo reparar un automóvil: tienes que hacer algo. Pero no hay acciones como tales en lo concerniente a la relajación. Simplemente, no hagas nada. Sé que te resultará algo difícil al comienzo. No se debe a que sea dificultoso relajarse, sino a que te has vuelto adicto a la necesidad de hacer algo. Llevará un tiempo superar esa adicción.
Sólo sé y contempla. Ser es no hacer y contemplar es también no hacer. Te sientas en silencio sin realizar actividad alguna, siendo testigo de todo lo que suceda. Las ideas darán vueltas en tu mente. Puedes sentir cierta tensión en algunas partes del cuerpo; te puede doler la cabeza. Sólo sé testigo de lo que pase, no te identifiques con eso. Observa, sé como un observador que desde la montaña contempla lo que sucede en el valle. Es un don, no un arte.
La meditación no es una ciencia, no es un arte. Es un don; no más que eso. Todo lo que necesitas es un poco de paciencia.
Los viejos hábitos habrán de perdurar; las ideas seguirán precipitándose. Y tu mente siempre está como si fuera la hora pico, con el tránsito apretado. Tu cuerpo no está acostumbrado a sentarse en silencio: te moverás y te darás vuelta. No hay de qué preocuparse. Simplemente, observa que el cuerpo se está moviendo y se está dando vuelta, que la mente está convulsionada, llena de ideas (consistentes, inconsistentes, fútiles), fantasías, sueños. Quédate en el centro, observando.
Todas las religiones del mundo le han enseñado a la gente a hacer algo: detener el proceso de pensamiento, forzar el cuerpo a asumir una postura inmóvil. En esto consiste el yoga: en una larga práctica para forzar al cuerpo a una postura inmóvil. Pero un cuerpo forzado no está inmóvil. Y las oraciones, las concentraciones, las contemplaciones de todas las religiones hacen lo mismo con la mente: la fuerzan, no permiten que los pensamientos fluyan. Sí, tienes la capacidad de hacerlo. Y, si insistes, puedes detener el proceso de pensamiento. Pero esto no es lo real, es absolutamente fingido.
Cuando la inmovilidad viene por sí misma, cuando el silencio se instala sin que hagas esfuerzo alguno, cuando contemplas los pensamientos y llega un momento en que empiezan a desaparecer las ideas y comienzan a producirse silencios, es hermoso. Los pensamientos se detienen por sí solos si no te identificas, si continúas en la posición del testigo y no dices: "Éste es mi pensamiento."
No dices: "Esto está bien; esto está mal", "Esto debería estar allí' y "Esto no tendría que estar ahí". Si lo hicieras, ya no serías un observador: tendrías prejuicios, ciertas actitudes. Un observador no tiene prejuicios, no emite juicios de valor; sólo refleja lo que ve, como un espejo.
Cuando pones algo frente a un espejo, éste simplemente refleja lo que está delante. No juzga que el hombre es feo, o que es hermoso, ni dice:
"¡Ay! ¡Qué bonita nariz tienes!" El espejo no tiene nada que decir. Su naturaleza es reflejar, y refleja. Ésta es la razón por la cual hablo de meditación: tú sólo reflejas todo lo que sucede por dentro o por fuera.
Yo te lo garantizo... Puedo garantizarlo porque me ha pasado a mí y le ha pasado a mucha de mi gente. Sólo mira con paciencia; tal vez pasen unos pocos días, quizás hasta unos pocos meses, o tal vez unos pocos años. No hay forma de anticiparlo, puesto que cada individuo tiene un ritmo diferente.
Debes haber visto a la gente que junta antiguas estampillas de correo. Cada uno tiene una colección diferente; la cantidad puede ser diversa, por lo tanto el tiempo que le lleve a cada uno será diferente; pero trata de seguir como testigo hasta tanto puedas hacerlo. Y esta meditación no necesita un tiempo especial. Puedes limpiar el piso y permanecer en silencio observándote a ti mismo limpiando el piso.
Puedo mover la mano sin conciencia de ello, sin observarla, o bien puedo moverla con plena conciencia. Y hay una diferencia cualitativa. Cuando la mueves en forma inconsciente, es mecánico. Cuando la mueves en forma consciente, hay gracia. Incluso en la mano, que forma parte de tu cuerpo, sentirás silencio, indiferencia.
¿Y qué decir de la mente? Con tu permanente observación, lentamente comienza a reducirse más y más la precipitación de ideas. Comienzan a aparecer momentos de silencio; aparece un pensamiento y después hay silencio antes de que aparezca otro pensamiento.
Estas lagunas te brindarán la primera vislumbre de meditación y el primer placer de estar llegando a puerto. ( 17 )
La meditación es CLARIDAD
Una vez que comprendes qué es la meditación, las cosas se aclaran mucho. Si no, puedes seguir andando a tientas en la oscuridad. La meditación es un estado de claridad, no un estado de la mente. La mente implica confusión; nunca es clara: no puede serlo. Los pensamientos crean nubes a tu alrededor; nubes sutiles. Éstas generan una neblina, y se pierde la claridad. Cuando las ideas desaparecen, cuando no hay más nubes a tu alrededor, cuando te centras sólo en tu ser, se produce la claridad. Entonces, puedes ver mucho más lejos; puedes ver hasta los confines mismos de la existencia. Entonces, tu mirada se torna penetrante, y llega hasta el centro mismo del ser.
La meditación es claridad, absoluta claridad, de la visión. No puedes pensar en eso. Debes dejar de pensar.( 18 )
La meditación es VACÍO
Durante siglos se ha estado en contra del vacío. El vacío es maravilloso. Gente tonta ha estado diciéndote: "La mente en blanco es obra del Diablo." ¡La mente en blanco es obra de Dios! La mente ocupada constituye una obra del Diablo.
Pero es necesario estar verdaderamente vacío. Ser holgazán no significa estar vacío; no hacer nada no significa estar vacío: miles de ideas vociferan en tu interior. Puedes ser holgazán desde lo que se ve de afuera, pero en tu interior puede haber mucho trabajo.
Pueden alzarse muchas paredes, pueden estarse preparando nuevas prisiones para que, cuando te hartes de las viejas, puedas acceder a las nuevas. En cualquier momento, pueden quebrarse las viejas cadenas; por eso, puedes estar creando cadenas nuevas por si se rompen las viejas. Entonces, te sentirás muy vacío.
De vez en cuando sucede naturalmente, porque es tu misma naturaleza ser libre. Entonces, de vez en cuando, a pesar de ti... mirando un atardecer, de repente olvidas todos tus deseos. Olvidas toda ansia, todos tus anhelos de placer.
El atardecer es tan hermoso, tan sobrecogedor, que olvidas el pasado y el futuro: sólo queda el presente. Eres uno con el momento, no hay un observador y un observado. El observador se transforma en el objeto observado. Tú no estás separado del atardecer.
Te une un puente a él. En esta comunión accedes a un claro, y en virtud de él te sientes alegre. Pero nuevamente vuelves a caer en el agujero negro, por la simple razón de que, para salir al claro, necesitas el coraje de quedarte bajo el cielo vacío.
Esto es lo que llamo sannyas. Denomino a este coraje sannyas: no escapar, sino llegar al claro, contemplando el cielo sin nubes, oyendo los cantos de los pájaros sin distorsiones. Y, entonces, una y otra vez te vas adaptando al vacío y al placer de estar vacío.
Lenta, lentamente, ves que el vacío es algo más que el vacío. Implica una plenitud, una plenitud de algo de lo que nunca has tenido conciencia, una plenitud de algo que nunca has saboreado.
Es decir que al principio parece vacío, y al final está lleno, totalmente lleno, abrumadoramente lleno. Está lleno de paz, está lleno de silencio, está lleno de luz. ( 19 )
La meditación es INTELIGENCIA
Mantén una mirada profunda dentro de tu mente: fíjate cuáles son sus motivaciones. Cuando haces algo, busca de inmediato la motivación pues, si ésta se te escapa, la mente seguirá engañándote y diciéndote que la motivación es otra. Por ejemplo: llegas a casa enojado y golpeas a tu hijo. Tu mente dirá: "Es por su bien, para enseñarle a comportarse." Esto es una racionalización. Busca más profundamente... Estabas enojado y buscabas a alguien con quien pudieras enfurecerte. No podías pelearte con el jefe de la oficina, pues él es demasiado fuerte para enfrentarlo: sería un riesgo, además de un peligro desde el punto de vista económico. Necesitabas a alguien indefenso. Ahora, como este niño está totalmente indefenso, depende de ti; no puede reaccionar, no puede hacer nada, no puede pagarte con la misma moneda. No podrías encontrar una víctima más perfecta.
Reflexiona: ¿estás enojado con el niño? Si lo estás, quiere decir que la mente te está embaucando.
La mente te engaña permanentemente, las veinticuatro horas del día, y tú contribuyes a ello. Entonces, al final, te sientes miserable y te ganas el infierno. Busca en todo momento la motivación correcta. Si puedes encontrarla, la mente tendrá cada vez menos posibilidades de engañarte. Y, cuanto más te alejes de la impostura, tanto más capaz serás de moverte más allá de la mente, y de transformarte en maestro.
Me he enterado...
Un científico le decía a un amigo: -No entiendo por qué insistías en que tu mujer usara un cinturón de castidad mientras fuimos a la convención. Después de todo, entre nosotros, como viejos camaradas, con la cara y la figura de Emma, ¿quién querría...? -Lo sé, lo sé -respondió el otro-. Pero, cuando vuelvo a casa, siempre puedo decir que he perdido la llave.
Reflexiona, busca la motivación inconsciente. La mente sigue intimidándote y dominándote, porque no eres capaz de ver sus verdaderas motivaciones. Una vez que una persona puede descubrir las verdaderas motivaciones, la meditación está muy cerca... porque entonces la mente deja de ejercer dominio sobre ella.
La mente es un mecanismo, carece de inteligencia. La mente es una computadora biológica, ¿cómo podría ser inteligente? Tiene cierta habilidad, pero no tiene inteligencia; tiene una utilidad funcional, pero carece de conciencia. Es un robot; funciona bien, pero no debes escucharla demasiado, pues entonces perderás tu inteligencia interior. Entonces, es como si le estuvieras pidiendo a una máquina que te guiara, que te conduciera. Se lo estarías pidiendo a una máquina que no tiene en sí nada original: no puede tenerlo. Ni una sola idea de la mente es original; siempre es una repetición. Observa: siempre que la mente afirma algo, fíjate que te hace entrar en una rutina. Intenta hacer algo nuevo, y de esa manera disminuirá el poder de dominación de la mente sobre ti.
Quienes de alguna manera son creativos siempre pueden transformarse sin dificultad en meditadores, mientras que quienes carecen de creatividad en sus vidas lo encuentran muy difícil. Si tienes una vida repetitiva, la mente tiene demasiado control sobre ti: no puedes alejarte de ella, por temor. Haz algo nuevo cada día. No prestes atención a la antigua rutina. De hecho, si la mente afirma algo, respóndele: "Esto es lo que hemos hecho siempre; ahora, hagamos algo diferente." Aunque sean pequeños cambios... en el modo en que siempre te has comportado con tu esposa, sólo pequeños cambios; en la forma en que siempre caminas, sólo pequeños cambios; en el modo en que siempre hablas, pequeños cambios. Y verás que la mente va perdiendo su poder de dominarte, a la par que tú te vas liberando. ( 20 )
La meditación es PURIFICACIÓN .......
Más en: ¿Qué es la meditación? Hacia el Centro de tu ser -Osho-
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